Si tuviera que imaginar cómo sería mi práctica de enseñanza perfecta, la definiría como un juego interminable.
Para mi, un profesor perfecto es aquel que interacciona con sus alumnos constantemente, el que conocer a sus alumnos y sus interéses. Yo quiero ser así.
Por tanto, los alumnos serían más activos en su aprendizaje porque estarían en una dinámica constante.
En definitiva, mi modelo se enseñanza sería aprender jugando, sin parar un segundo (no significa que jueguen y bailen durante toda la clase). Me refiero, a que no quiero que se queden dormidos, quiero que mantengan la concentración. Pienso que cuando uno se motiva y está concentrado lo que se aprende nunca se olvida.
Según el libro que estamos analizando durante todo este blog (de ahí la mayoría de mis entradas). Hay una tabla que une a cada teoría de enseñanza, una metáfora.
La metáfora con la que me sentí más identificada fue: "El profesor es como un jardinero que dá a cada planta lo que necesita".
Esta metáfora va asociada a la teoría de crecer. Considero que un buen educador es aquel que ayuda a crecer a sus alumnos, para que sean buenas personas y hagan cosas importantes en cada aspecto de su vida.
Ahora me pregunto, desde que entré en la universidad hasta ahora (sólo han pasado cuatro años) ¿Mi manera de ver la profesión ha cambiado?
Mi respuesta... No es que haya cambiado mis creencias sobre el aprendizaje y la enseñanza. Simplemente ahora puedo ponerle nombre, cosa que antes no podía porque no sabía.
Por lo tanto resumiría lo que he aprendido en... Educar es ayudar a crecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario